lunes, 17 de diciembre de 2018

Pasó, Pasa, Pasará (24)

Desclasificado

Al terminar nuestro encuentro, entramos en la casa, me doy una ducha maravillosa, en uno de los baños, aprovecho para examinar mi cuerpo mientras me seco con la toalla. Tengo ciertas cicatrices por todo el cuerpo, una en el hombro, yo deduzco que de un disparo, algunas marcas similares a heridas, como líneas ascendentes en brazos y piernas. Pálida, pocos lunares a lo largo del cuerpo, pies pequeños, con curvas, pero como si hubiesen hecho que realizase ejercicio y llevase una dieta sana. Tendré unos cuarenta y tantos, pero mantengo un aspecto fresco, pocas arrugas, poco marcadas, sin canas, porque es casi obvio que mi pelo no es teñido, aunque lo tengo muy corto a lo chico y es oscuro tirando a caoba y apenas se distingue.

Cuando salgo vestida con una bata que había en el cuarto, veo en la que Köle ha dicho que es mi habitación a partir de ahora, una camiseta de deporte blanca, ropa interior de lencería cara y color carne, unos leggins negros y deportivas nuevas blancas con algo de plataforma. Mi nuevo amo, tiene una forma rara de decir que me quiere hacer vestir informal.

Me cambio y dejo la bata en el cesto de la ropa usada del coarto de lavadoras. Este sitio es enorme, diría que es un chalet, por el jardín y que las tres plantas.

Mientras busco a Köle, escucho que suena una línea musical clásica que me agrada mucho. Quizá cuando era una humana normal y no un sujeto-objeto me encantaba esta música. Ahora no sé nada de mí misma.

Cuando le encuentro en el salón, cambiado y recién duchado, me vienen aromas que me quieren sonar de otros tiempos.

Me hace un gesto para que me siente frente a él entre los dos butacones.
-Hablemos. - Me susurra Köle, como si de repente estuviese muy calmado y aliviado.

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