lunes, 15 de octubre de 2018

Pasó, pasa, pasará (7)

Buenos días, mundo.

Me estiré en mi mullida y confortable cama blanca de mi piso inmaculado, donde la luz ya llegaba a todos los rincones. Me salió una maquiavélica risa, mientras pensaba, en lo bien que me iría el día, porque tenía dos semanas para estar de vacaciones, limitándome a leer un manual, para garantizar mi que mi vuelta en mi nuevo puesto fuese perfecto.

Porque a las personas como yo, pase lo que pase, nos crecemos. Siempre es un buen día para aprender.

Me levanté de la cama, dirigiéndome al baño que estaba a mano derecha nada más salir de la habitación, por el estrecho pasillo en forma de ele, que después da a una amplísima sala, donde ahora mi sujeto-objeto denonimado Köle duerme ajeno al mundo en mi incómodo sofá. Me dirijo a la cocina comedor y  tomé mis cereales integrales, con mi cazo de color blanco, con su casi impoluta leche de soja. Hoy no había necesidad de ducha ni vestirse. Hoy era día de estar en casa tranquila. 

Afortunadamente, no tenía resaca ni resquicios del cansancio del día anterior, por lo que mi humor estaba en un nivel elevado y tranquilo. 

Tras terminar de meter las cosas en el lavavajillas y ponerlo en marcha, me dirijí hacia mi sujeto-objeto. Sopesé que hacer con aquella cosa. No sabía que hacer. 

Por lo que cogiendo el manual de su maleta, empecé a leerlo. Parecía un manual cualquiera de cualquier objeto que comprabas en cualquier tienda. De hecho venía hasta su garantía en la parte de atrás. Todo muy detallado y correcto. 

Comencé a leer el manual y entendí porqué mi Köle, no se había despertado. Estaba en proceso de asimilar toda la programación que le había implementado ayer. Estaba desenganchándose de la red de la empresa para engancharse a mi red en mi plataforma en mi dispositivo. Por lo que tardaría un poco de más en despertar. 

Pensé en que debería, como humano, normal y funcional que era, comprarle sus accesorios. Accediendo a mi wifi a través del portátil, decidí hacer una serie de compras por internet y asegurarme de que tendía todo lo necesario. 

Leyendo el manual descubrí que Köle era un modelo algo experimental, tenía ciertos implantes y mejoras, que lo hacían único e innovador. Más fuerte y rápido que la media, más resistente que la media, más inmune, más inteligente, versátil. Más obediente que los demás sujetos, pero con la ventaja de poder desarrollar personalidad propia o personalizable.

Por lo visto, los sujeto-objetos una vez desemorizados perdían totalmente sus recuerdos, personalidad, siendo como recipientes vacíos y limitados para cumplir órdenes. Podía introducirle palabras clave para que realizase ciertas tareas al momento. Eso me gustó. Pero decidí ir con tranquilidad. Conocer a fondo y bien lo que tenía en mi poder, para darle el mayor uso y rendimiento posible. 


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