En el piso de arriba había un pasillo estrecho con un montón
de despachos y puertas cerradas donde entraba y salía gente sin parar. Yo
busqué la 34 sin problemas y llamé a la puerta. Mi indumentaria no importa,
nada le importará a mi entrevistador, mis vaqueros raídos, mi pelo corto negro
a lo chico, mi tatuaje, si lo viese en la espalda con dos enormes alas negras
de ángel caído. Nada de mi apariencia, edad, rasgo, género le importará. Solo
le importarán los números logrados, los éxitos y fracasos, mi aptitud para el
trabajo y lo que no sepa me lo enseñará con gusto. Me recibe con una sonrisa,
satisfecho. Buena señal. Es el señor L.T García.
Un hombre de mediana edad, con canas en los lados, vestido
de traje a rallas azules y blancas, caro, que lucía un tatuaje de dragón en
toda la cara me saludó.
-Hola Dona, buen número el de esta jornada con muy buenas
capturas y ventas como resultado. Gracias por tu trabajo. ¿Ahora hablemos
claro, tu competidor para el cargo, quiso jugárnosla, dime, que pasa cuando se
hacen trampas en este negocio y no hay confianza, respeto ni ojo por ojo?
-Que se aplica el castigo pertinente de captura,
desmemorización y venta como un producto más. En caso de que el comité así lo
estipule, y no decida otro castigo.
-Exacto, veo que te has leído el manual que te encargué
cuando entraste aquí. Bien, bien, como tutor tuyo estoy orgulloso. Una media excelente de ingresos y de fichajes. ¿No sientes remordimientos?
-Mejor para la empresa, mejor para mi bolsillo. Yo tengo
facturas que pagar - resuelvo tranquila negando con la cabeza.
-Y por eso, por esa actitud, queremos recompensarte para
pasar a ser ascendida. Seguiré siendo tu tutor, y seguiré viendo tus ascensos.
Ten este manual. Empollártelo es tu prioridad ahora, tienes una semana con
gastos pagados y en ese tiempo, vendrás después de leer el manual, a un curso
de unas dos semanas. Luego empezará tu nueva vida. ¿Bien?
-Perfecto - me encanta, mañana sí que me despertaré de buen
humor.
- ¿Quieres saber qué pasó con tu competidor? - no, me daba
igual.
- Vale. - respondí educada.
-Pues resulta que trató de hackear la central, para poder
ficharte y que nos deshiciésemos de ti - No me sorprende, ese tío nunca me cayó
bien.
-Ah, pero no fue lo suficientemente hábil- susurré para mí
misma.
-Tú no lo hiciste -él me había oído claro.
-No soy tan estúpida como para saltarme las normas de esta
empresa.
-Bien, bien. Nos vemos pues. Descansa.
A descansar pues, pensé satisfecha sin saber dónde me estaba
metiendo.
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