lunes, 24 de septiembre de 2018

Pasó, Pasa, Pasará (1)

*Pasó*

Buenos días, mundo. 

Me estiré en mi mullida y confortable cama blanca en un piso inmaculado, donde la luz llega a todos los rincones. Me salió una maquiavélica risa, mientras pensaba, en lo bien que me iría el día. Porque a las personas como yo, pase lo que pase, nos crecemos. Siempre es un buen día para aprender.

Me levanté de la cama, dirigiéndome al baño que estaba a mano derecha nada más salir de la habitación, por el estrecho pasillo en forma de ele, que después da a una amplísima sala, cocina comedor de lo más moderno, personalizado y práctico. Suelos de imitación a madera vieja marrón apagado, a juego de la mayor parte de los muebles. Las paredes, techos y otros muebles pegan genial.

Después del baño, pequeño coqueto y práctico, ya duchada y vestida, tomé mis cereales integrales, con mi cazo de color blanco, con su casi impoluta leche de soja.

Con una gran sonrisa, salí de mi apartamento y me dirigí a la calle, de la calle, al metro. El metro, como siempre a esas horas estaba abarrotado.

Por suerte es una cálida primavera y por suerte a mí las alergias no me afectan.

-Dona. Buenos días - ahí estaba mi agradable compañero de trabajo. Listos para trabajar y charlar para pasar un gran rato. Le hice un gesto de amable y coqueto saludo, con lo que él, Carlos, sonríe y se me acercó como una cotorra.
-¿Sabes lo nuevo?
-No - le insté que me contase las novedades.
-Han despedido a Martín, así que el puesto de supervisor está vacante, y te recuerdo que los dos, tu y yo, somos los únicos que podemos sustituirle - me dirigió una sonrisa preciosa y perfecta. Propia de una persona que cuida su físico, alto, guapo, unos treintena, aunque nunca le he preguntado su edad.
-No lo sabía. Gracias Carlos, es muy amable por tu parte.

Continuamos mirando hasta que el reloj, marcó las ocho de la mañana.
-¿Preparada?-me pregunta amablemente mi compañero con ganas de empezar a trabajar.
-Nací preparada- le contesté totalmente convencida de que iba a ganar.

Nos colocamos las gafas, activamos nuestros dispositivos presionando el botón al lado derecho y comienza nuestra jornada laboral.

-Buena suerte Dona. Ese puesto de supervisor será mío.
-Ya lo veremos.

Lo primero. Me dedico a la captación de personas para su secuestro, desmemorización y adaptación para el comercio de esclavos. Nuestra labor, es sencilla. Calibrar, elegir muy cuidadosamente a las personas que viajan en el metro o cualquier transporte público. Marcarlas, utilizando nuestros dispositivos y después colocándoles una señal de rastro colgándoles una moneda con rastreador en el bolsillo, los equipos, se dedican a interceptarlos, secuestrarlos y prepararlos para venderlos. Vamos a comisión. 

Lo segundo. No es un trabajo fácil. Si el objetivo no es válido se le devuelve y nosotros perdemos dinero. 

Lo tercero. Ascender a supervisor implicaría que mi cartera aumentaría. Tendría un trabajo más estable, con menos riesgo y coordinaría un equipo del sector de este territorio. En unos diez años, me daría para la jubilación, eso si no asciendo más. Es un negocio de lo más rentable. 


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