martes, 24 de octubre de 2017

La luz

Veo la luz, blanca y brillante. A mi alcance y a la vez tan lejos.
Mientras me agito, las ramas y el suelo me arañan la espalda desnuda.
Mientras trato de liberarme, la cuerda que me amordaza en boca y manos parece que me aprieta aún más. Mientras, el silencio lo rodea todo.

Voy a morir, pienso, me aliento a continuar luchando. Retorciéndome como un animal asustado, herido y desesperado. Solo mis alaridos y mi llanto rompen esa armonía perfecta que lo cubre todo.
La luz baña los árboles, el agua enfangada a mi lado, miro hacia arriba, buscando ayuda, tratando de levantarme y liberarme. Correr a la luz. Solo logro unos arañazos más a mi colección.

Todo permanece en silencio cuando dejo de agitarme y moverme. Es una calurosa mañana otoñal, pero hace frío bajo la sombra del árbol donde me encuentro.

En ese momento en que comprendes que todos es en vano, tu cuerpo se relaja. Duele. Por un instante deseas recuperar las fuerzas y continuar luchando. Solamente puedes llorar. Esperando que alguien te oiga y te ayude. Entre la inmensidad de la naturaleza tan bella y exuberante, te sientes pequeña y sucia. Tanto que ni las lágrimas que emanan a borbotones de tu rostro serían suficientes.

Esa sensación de ahogo, de indefensión, se prolonga por segundos y minutos interminables, sabiendo que el tormento probablemente durará horas y días hasta que exhales tu último suspiro. Vas a morir.
Entonces, la rabia, la pena se evaporan y llega la paz. Ves la luz.

Hacia arriba y hacia atrás, ves boca abajo las dos imágenes simétricas y contrapuestas del los árboles y el agua,  verde, marrón, amarillo y blanco. Todo es tan perfecto, tan hermoso, que olvidas el tormento durante un momento y cierras los ojos para enjuagar tus lágrimas y poder contemplarlo mejor. La respiración se apacigua, la mente se vacía, el cuerpo queda inerte e inútil. Voy a morir. Escucho en silencio la paz y el sosiego de la naturaleza. La respiración cada vez más suave, sin llantos, sin lágrimas.

Hasta que decides que deseas volver a luchar para seguir apreciando la belleza un segundo más y todo vuelve a comenzar de nuevo. Como un bucle infinito, como la propia vida y muerte. El inicio y el fin.


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