lunes, 2 de octubre de 2017

Llévame a casa

Todo el mundo tiene un punto oscuro. Un punto donde su alma es oscura. Algunos dicen que está en la política, otros en su idiologia personal, religión, perspectiva, personalidad, experiencia vital, modo de vida, ... Hay tantas cosas que sacan lo peor de nosotros...

Mi oscuridad está en mis heridas. En mis heridas del alma y mi experiencia vital. Supongo. Mi lucha no termina. Cuando creo ver luz al fondo, noto como me ahogo tratando de llegar sin conseguir alcanzarla del todo. A veces sus rayos, esa luminosidad me llega y me acaricia me da esperanza y energía para seguir. Pero me olvido de que mis heridas no se cierran. Me olvido de que me puedo volver a herir. Me confío y entonces la luz desaparece y me tropiezo de nuevo. Busco la luz. Busco el camino. Cada vez me cuesta más volver a levantarme. Intento aplaudir mi gesta personal. Sobre todo cuando de nuevo me acerco a la luz y todo vuelve a empezar. Entonces. Me planteo si de nuevo me estoy autoegañando y cometiendo los mismos errores con otras personas y otras experiencias pero que siempre tienen el mismo resultado para mi. Todo está oscuro a mi alrededor. Me duele todo, mis lágrimas intentan salir ahogándome pero limpiando mis heridas. Y yo trato de ocultarlas al mundo gritando ayuda. No se la de otros. Pero mi oscuridad no hace daño a los demás. O al menos trato fervientemente de que así sea. Es tan agotador. Me hace sentir tan sola. Cada vez que he intentado pedir ayuda revelando cual es  mi oscuridad, se han aprovechado de ella para hundirme aún más. Diciendo que esa oscuridad les hace daño. Cuando lo único que hago es apartarme de ellos porque su oscuridad converge con la mía y me destruye. Me mata. Mientras siga habiendo luz en el fondo seguiré intentando avanzar hacia ella. Aunque sepa que la oscuridad está ahí. Esperando verme caer de nuevo. Nunca confíes tu oscuridad a nadie. Aunque lo ames. Aunque creas que esa persona lo es todo para ti y deseas compartirlo todo. Aunque creas que será tu linterna en la oscuridad. De repente verás que la linterna era falsa,desaparecerá,  y entenderás que solo te cegaba para llevarte al abismo y hacerte caer.

Mi oscuridad son mis heridas del alma y mis miedos. Son mi anhelo de paz y de desear ser querida por los demás.

Todos los que avanzamos por los pantanos de la tristeza tenemos que tener cuidado de no dejarnos morir como el caballo de Atreyu en la historia interminable. No va a venir ninguna luz. Ni ningún dragón a sacarnos de alli. La única forma es salir del pantano por nuestra propia fuerza. Y eso es algo que ni el héroe Atreyu pudo hacer. Y yo solo quiero que alguien me lleve a casa para poder descansar y estar a salvo .

De momento seguiré pensando que la luz está en mi en el fondo. Que tal vez algún día logré salir y ver que las heridas ya no volverán a reabrirse nunca más.

2 comentarios:

  1. Eres muy querida. Yo, por ejemplo, te quiero.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo también te quiero. Mucho. Tu no eres una linterna. Tu eres mi estrella, la estrella que siempre te ayuda a llegar a la luz. Gracias por ayudarme a levantarme cada vez que me caigo. Incluso cuando creo que estoy sola. Tú siempre me recuerdas que no es verdad.

      Eliminar