martes, 9 de mayo de 2017

Alma Azul (3)

Miércoles 

El momento de la sesión está próximo. Espera impaciente a que venga. Cuando la ve venir por el pasillo hacia la consulta se sienta en la silla. Se arregla impaciente el pelo. Al entrar y cerrar la puerta Enid le ofrece una sonrisa radiante. 
-Tenía ganas de venir- se confiesa de repente sin darse cuenta. 
-Yo tenía ganas de empezar. Hoy ha sido un buen día. ¿Qué tal en el programa? - Enid se sienta en la silla donde él lo hacía siempre. Sin embargo, su forma de hacerlo es diferente. Abierta, sincera, gentil. No es que el otro no lo fuese. Ella le recuerda tanto a su hermano mayor. Le alegra tanto verla que se emociona nada más pensar en que les queda una hora para estar juntos. Empieza a contarle encantado como si de una hermana mayor se tratase las cosas que ha hecho hoy. Mientras Enid le escucha atentamente sin perder la sonrisa. 
-Bueno, veamos. Hoy he estado en el entrenamiento de la mañana y en combate cuerpo a cuerpo he sacado los mejores resultados. Después hemos tenido la sesión con armas. Esa parte no se me da tan bien. Después de comer he estado solo, no soy de estar con los demás del programa. No me gusta intimar. Pero, en el examen del técnico de después he sacado aprobado y mis compañeros me han felicitado. Así que no es que no me caigan mal o tenga mala relación con ellos. Es que no me gusta mezclarme. No sé... y bueno ahora estoy aquí contigo. - Enid se levanta y pasea por el despacho, mira por la ventana. Hace un clima maravilloso propio del verano. Lástima que las vistas sean las de un complejo militar. 
-Vamos a la playa, a celebrarlo. 
-¿Al pueblo? Está bastante lejos. No tengo autorización para salir- Enid, se vuelve completamente ilusionada.
-Yo sí. Vamos. Vamos- Enid le ayuda a levantarse rápido. Le coge de la mano y lo saca fuera.

No puede entender que no lo suelte. Lo lleva como un niño pequeño hasta el hangar donde está el coche de Enid, un pequeño todoterreno azul mar. Todos en la base la respetan. Todos la saludan. Se le hace raro. Es la primera vez que ve a Enid en esa base. En el programa. Quizá ella estuvo antes que él. En fin. Se deja llevar en su cómodo coche. Mientras conduce con una velocidad y suavidad relajantes. No pone música, pero su voz, parece ser una tonadilla agradable que brota a ratos mientras él mira  a todas partes curioso y contento por haber salido después de tanto tiempo encerrado allí.
-¿Te gusta el programa?
-Sí.
-A mí también me gustaba. Hay un buen nivel. Buenos profesionales. Los mejores. Con los mejores alumnos y alumnas- Le revuelve el pelo. ¿Le acaba de hacer un cumplido? Se sonroja pero no dice nada. 

Una vez llegan a la playa,  aparcan en el aparcamiento natural que lo precede. Enid saca del maletero una manta y una cesta. Por lo visto ya lo tenía preparado. Va de la mano con él hasta casi la orilla. En la zona seca. Extiende la manta y coloca la cesta en medio. Empieza a sacar unos aperitivos variados y dos gaseosas. Después brinda con él mientras antes de que él se siente si quiera empieza a devorar parte de los aperitivos. 
-Come, come que estás algo pequeño- Enid ríe. Azur también. Comparten ese momento en silencio, comiendo, bebiendo y viendo el mar. Azur se centra en escuchar ese maravilloso sonido, ese olor a algas, arena, la brisa marina, la naturaleza que lo rodea. Todo huele tan bien. Un pequeño aroma se entremezcla de repente cuando cambia el viento. Huele, es imposible. Cierra los ojos. Es la misma colonia que usaba su hermano mayor. Pero es ligeramente diferente. Proviene de Enid. Se queda embobado mirándola. Es como si su hermano mayor estuviese ahí con el de nuevo. 
-Enid. 
-¿Sí?
-Me recuerdas mucho a mi hermano mayor- le confiesa con un ligero toque de nostalgia y pena en la voz, mientras deja la bebida acabada sobre la manta. Ella se vuelve para contemplarle un segundo y luego lo abraza con cariño tal y como él solía hacerlo. 
-Tú también me recuerdas mucho a él Azur- suelta de improviso Enid con una alegría inusual. 

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