jueves, 7 de mayo de 2015

Ejercicio: El paso del tiempo Observación del Mercado la Ribera



El paso del tiempo

El gran mercado de la Rivera se alza ante nosotros como un gran edificio completamente modernizado. Casi parece un gigante, lleno de contrastes, colores vibrantes y apagados. Mucho a cambiado desde aquel edificio viejo y amarillento.
Cuando entramos vemos que el lugar esta a pleno rendimiento. También veo los pescados amontonados y ordenados al mismo tiempo, todos inertes, con los ojos sin vida, mirándome al igual que los ojos sin vida de ese hombre viejo que mira a la nada.
Entonces me percato de que hay una continuidad más o menos uniforme entre la gente que llega coge el numero y resuena el timbre que indica el numero o persona siguiente, que a su vez pide y deja paso al siguiente, una y otra vez, una y otra vez…veo a la gente, diferentes personas de todas las edades coger el número.

Veo a un niño joven, pequeño sentado en una silla que mira al pescado sorprendido y trata de coger el hielo. Veo a una niña pequeña llorando a consecuencia de lo que parece cansancio. Miro otro, que esta sobre los hombros de su padre, que a su vez lleva en la mano a otro más mayor. A su lado dos niños más altos que los dos anteriores pelean lanzándose trozos de hielo. Veo a una niña más mayor que se balancea sobre sus zapatos negros aburrida, al otro lado, veo también a una adolescente discutir con su madre. Hay una pareja joven cogida de la mano comprando juntos lo que seguramente sea la cena. Ambos de apariencia sana y cuidada. Veo a una pareja de hombres de mediana edad que se miran con el mismo amor que se profesa la pareja anterior y veo también a su vez a una pareja casada al parecer con una niña y un chico algo más mayor. Al lado, veo a una pareja de ancianos, ella trata de pedir la vez mientras que él trata de contener a su nieto que no cesa de revolotear nervioso. Aprecio un coro de mujeres mayores de edad chapurreando y conversando. Mi mirada regresa a continuación al hombre que miraba al pescado, sigue ahí en mitad de la multitud.
Mirando al pescado, mientras él le mira a él.

Veo a la gente en su conjunto, agrupados al igual que los pescados de diferentes variedades. Contemplo a la mujer de blanco esgrimiendo el cuchillo como una guadaña mientras asesta el golpe al pescado. Un cangrejo que hay en frente se mueve, ignorando quizá que sea el siguiente número.

1 comentario:

  1. Curiosa narración, bien escrita, bien definido ese ambiente de mercado. Muy cotidiana la escena y entrañable. Me encanta empaparme del ambiente de los mercados clásicos, los olores, los colores del género expuesto, los mercaderes que anuncian su mercadería. Saludos

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