El paso del tiempo
El gran mercado de la Rivera se alza ante
nosotros como un gran edificio completamente modernizado. Casi parece un
gigante, lleno de contrastes, colores vibrantes y apagados. Mucho a cambiado
desde aquel edificio viejo y amarillento.
Cuando entramos vemos que el lugar
esta a pleno rendimiento. También veo los pescados amontonados y ordenados al
mismo tiempo, todos inertes, con los ojos sin vida, mirándome al igual que los
ojos sin vida de ese hombre viejo que mira a la nada.
Entonces me percato de que hay una
continuidad más o menos uniforme entre la gente que llega coge el numero y
resuena el timbre que indica el numero o persona siguiente, que a su vez pide y
deja paso al siguiente, una y otra vez, una y otra vez…veo a la gente,
diferentes personas de todas las edades coger el número.
Veo a un niño joven, pequeño
sentado en una silla que mira al pescado sorprendido y trata de coger el hielo.
Veo a una niña pequeña llorando a consecuencia de lo que parece cansancio. Miro
otro, que esta sobre los hombros de su padre, que a su vez lleva en la mano a
otro más mayor. A su lado dos niños más altos que los dos anteriores pelean
lanzándose trozos de hielo. Veo a una niña más mayor que se balancea sobre sus
zapatos negros aburrida, al otro lado, veo también a una adolescente discutir
con su madre. Hay una pareja joven cogida de la mano comprando juntos lo que
seguramente sea la cena. Ambos de apariencia sana y cuidada. Veo a una pareja
de hombres de mediana edad que se miran con el mismo amor que se profesa la
pareja anterior y veo también a su vez a una pareja casada al parecer con una
niña y un chico algo más mayor. Al lado, veo a una pareja de ancianos, ella
trata de pedir la vez mientras que él trata de contener a su nieto que no cesa
de revolotear nervioso. Aprecio un coro de mujeres mayores de edad chapurreando
y conversando. Mi mirada regresa a continuación al hombre que miraba al
pescado, sigue ahí en mitad de la multitud.
Mirando al pescado, mientras él le
mira a él.
Veo a la gente en su conjunto,
agrupados al igual que los pescados de diferentes variedades. Contemplo a la
mujer de blanco esgrimiendo el cuchillo como una guadaña mientras asesta el
golpe al pescado. Un cangrejo que hay en frente se mueve, ignorando quizá que
sea el siguiente número.
Curiosa narración, bien escrita, bien definido ese ambiente de mercado. Muy cotidiana la escena y entrañable. Me encanta empaparme del ambiente de los mercados clásicos, los olores, los colores del género expuesto, los mercaderes que anuncian su mercadería. Saludos
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